Por Efraín Moreno Arciniega
“Cada cual tiene en su alma la facultad de aprender”.
En el libro VII de su obra La República, Platón le explica a Glaucón uno de los textos más comentados en los círculos académicos sobre la teoría del conocimiento: La Metáfora de la Caverna. De esta metáfora lo que más me ha llamado la atención siempre, es el muro del que allí se habla, que Platón decía atravesaba la caverna a todo lo largo separando a los hombres encadenados que allí había de otros que eran sus manipuladores. En ella, ello Platón lo expone de la siguiente forma: “Imagina Glaucón, un antro subterráneo, que tenga en toda su longitud una abertura que dé libre paso a la luz; que tenga su longitud una abertura que dé libre paso a la luz; y en esa caverna hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen enfrente. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor les alumbra y un camino escarpado entre este fuego y ellos. Supón también a lo largo de este camino un muro que los charlatanes ponen entre ellos y los espectadores, para ocultarles la combinación y los resortes secretos de las maravillas que hacen.
Figúrate a personas que pasan a lo largo del muro llevando objetos de todas clases. ¿Crees puedan ver otra cosa estos hombres encadenados, que las sombras que van a producirse en frente de ellos en el fondo de la caverna; y no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras?
¿A qué charlatanes se refería Platón que estaban atrás del muro construido en la caverna que él estaba ideando en esta parte de su metáfora? Sin duda a tres grupos muy influyentes en aquella Grecia, pero muy contrarios a él: En primer término, Platón se refería a todos los filósofos que sostenían en su tiempo que el conocimiento estaba en las cosas mismas e iniciaba en los sentidos de los hombres; ya que para Platón la verdad de las cosas está en un mundo invisible e inteligible que está más allá de las mismas cosas. Para Platón, el mundo visible solo produce conjeturas o a lo más opiniones de las cosas; no estando aquí, en estos dos niveles del conocimiento, la verdad de las misma
La verdad de las cosas para Platón está en un mundo invisible donde el alma llega primero al conocimiento razonado de las cosas, y después al conocimiento puro de las mismas.
En segundo término, Platón refiere a los Sofistas; grupo de filósofos que pregonaban entre la juventud ateniense enseñar la virtud y la retórica para que ellos pudieran ganar todas las querellas en los tribunales y todas las discusiones en las plazas públicas, sabiendo convencer a los jueces y a los ciudadanos, aunque para ello se
recurriera a las mentiras.
Cuestión ésta en la que no estaba de acuerdo Platón; primero, porque Platón sostenía que la virtud no se enseña; para él, como sabemos, la virtud era un don de los Dioses que solo la otorgan a determinados hombres; y segundo, porque para Platón no era moral convencer o persuadir a la gente argumentando mentiras. Esta controversia con los sofistas Platón la expone en su Diálogo del Gorgias.
Y en tercer término Platón se refiere a los demagogos, etimológicamente los guías del pueblo; que amparados en la democracia, en su opinión, engañaban a los ciudadanos.
Esta animadversión de Platón a los demagogos sin duda la hereda de su maestro Sócrates.
Para Platón, la mejor forma de gobierno era la monarquía; en la condición de que el monarca fuera un filósofo; pero como ello era imposible, al menos decía en este mundo, Platón se declaró demócrata; porque esta era, para él, la menos peor de todas las formas malas de gobierno que existían; aunque, insisto, no simpatizaba con losdemagogos.Enlasreflexionesque hoy se hacen sobre el rumbo que debe tomar el país, mucho puede ayudar analizar esta metáfora de Platón: la importancia del conocimiento para la toma de decisiones; los sofismas en las propuestas; y la demagogia en el discurso político; son las tesis que hay considerar de la misma.
Hace tiempo que nuestra generación no está tomando decisiones razonadas; la incompetencia disfrazada de prisa, hace que estas determinaciones sean tomadas con sustentos en la conjetura y en la opinión; lo que está dando paupérrimos resultados y errores en las políticas públicas.
Pretender resolver los grandes problemas del país con discursos, conduce a una falacia; pues los mismos prevalecen y con el tiempo se agravan. Esta ignorancia sobre los temas del Estado ha llevado a muchos a concluir que la política es un asunto fácil, con la mala consecuencia de que ahora cualquier aventurero se cree político. La incompetencia de este aventurerismo político ha llevado también a trazar políticas públicas inmediatistas, sin ninguna idea de un proyecto en perspectiva futura; lo cual nos va rezagando como nación cada vez más del resto de los países del mundo que sí proyectan sus políticas a largo plazo.
Para ocultar este fracaso, hoy, como en los tiempos de los sofistas de la antigua Grecia, se convence a las muchedumbres con mentiras y engaños; y éstas han aprendido a vivir al día sin que le preocupe saber qué pasará en el México del mañana. Ojalá que la inteligencia de este país pueda encontrar pronto ideas que resuelvan los graves problemas de nuestro país; pues confío, como Platón, en que son los filósofos los que le pueden ayudar al Estado a salir de sus crisis.
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