Al caer la primera ficha del dominó judicial, se vino en cascada la podredumbre imperante en el Tribunal Superior de Justicia de Nayarit , nunca había caído tan bajo la impartición de justicia ni estado tan alta la corrupción al interior de TSJ ni todos los Juzgados de Primera Instancia del Estado de Nayarit. Bastó que lo presidiera el rústico Ismael González Parra, un tipo privado de conocimientos jurídicos y ajeno a los valores que deben imperar en la impartición de justicia, para que descompusiera en una gusanera casi todos los rincones de la administración e impartición de justicia de Nayarit.
Es cierto que ha renunciado a la presidencia del TSJ el ladino empleado del magisterio, sitio en donde tampoco destacó como maestro porque no se apostó frente al aula, arribó por componendas de políticos que se distribuyen las mejores plazas de tal suerte que, sin saber nada de derecho ni de temas relacionados con acuerdos, sentencias ni apelaciones ni audiencias ya ni siquiera de notificaciones en procesos judiciales de ninguna materia, aceptó Ismael González Parra ser magistrado, como su primer acto de corrupción aun antes de asumir este cargo ya que, de haber sido honesto con él mismo, hubiera reconocido no saber absolutamente nada relacionado con la impartición de justicia, Pese a su absoluto desconocimiento de todos los procedimientos Civil, Penal, Familiar o de Segunda Instancia,increíblemente aceptó y protestó un cargo que sabía que no podía porque no sabía desempeñar.
Alentado por la familia y los intereses políticos, el aún magistrado de marras, se aventuró a ocupar la presidencia del TSJ y consecuentemente, la presidencia del Consejo de la Judicatura, como era de esperarse, al entregársele la presidencia echó todo a perder, como si el dinero del Poder Judicial fuera suyo, lo uso y dispuso a tu antojo asignando elevados sueldos a sus amigos que le apoyaban a seguir usurpando una presidencia que sabía que no daba el ancho para ocuparla. Salarios jamás entregados en la historia de este poder a Secretarios de Acuerdo, ni a Proyectistas ni a Jueces, y ni siquiera a magistrados. Con este zafio berzotas remedo de letrado sí fueron alegremente repartidos a sus amigos que, al fin y al cabo, el Poder Judicial es independiente y autónomo.
Se dice que al dejar de ser presidente Ismael, se le asignó a la Sala Civil del TSJ, yo le pregunto muy seriamente ¿Qué carajos va a ser en la Sala en donde mayormente se necesitan conocimientos jurídicos tanto procesales como sustantivos? La justicia no es un juego señor Ismael, los justiciables merecen respeto y el gobierno del estado está obligado de manera pronta, expedida, con conocimientos de derecho a brindarla. ¿Qué hará cuando le turnen una sentencia apelada sobre usucapión, sobre un juicio plenario de posesión, un asunto donde se debatan excepciones y acciones de fuertes intereses en juego?
No me explico a ¿Qué se quedó como magistrado del TSJ este profano del derecho?
Por otra parte, hay un tema muy delicado que el gobernador del estado Miguel Ángel Navarro Quintero como jefe político ya ha de saber: Los altos sueldos que se otorgaron a contentillo entre los amigos de Ismael, no fue solo obra y determinación de este, claro que no, se debe revisar con lujo de detalle las Sesiones del Consejo de la Judicatura en que fueron aprobados los insultantes salarios a Jaime Palma, a su hijo Jayro Palma Muñoz, a la hija del ex presidente Nallely González Ibarra, a la Secretaria General de Acuerdos Alma Martínez Rivera y cuanto más funcionarios del Poder Judicial se les benefició con inadmisibles sueldos que incluso están por encima del mismo gobernador Miguel Ángel Navarro.
Finalmente cabe recordar al Consejo de la Judicatura que ni Jaime Palma ni Alma Martínez Rivera tienen carrera judicial y que, enviarlos a juzgados como titulares, ello representa una triple ofensa: La primera, al pueblo que no merece que les impongan
jueces que no tienen experiencia y que vienen muy seguramente de un “cuchupo aprobatorio” como jueces. La segunda es que a los verdaderamente jueces se les ofende al no otorgarles el respeto y el lugar que merecen al imponer como titular de un juzgado a personajes arribistas y sin experiencia, y la tercera ofensa se infiere a todo el personal de todos los juzgados que están esperando la oportunidad de ascender, y que esta posibilidad no les llega porque se da preferencia a los cuates de la presidencia del TSJ.
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