La sencilla pero significativa frase acuñada en su momento por el entonces candidato a gobernador permeó favorablemente entre los potenciales electores. Empató perfectamente con el añejo anhelo de los nayaritas de ver “despegar” a su entidad hacia mejores niveles de desarrollo y por supuesto, ayudó al logro del gran propósito: GANAR LA GUBERNATURA.
La analogía es perfecta, pues Nayarit es efectivamente un Estado con gigantesco potencial natural y económico; mismo que pareciera permanecer intacto, aletargado, y esperando ser aprovechado para beneficio de sus habitantes. Los efusivos elogios que vierten respecto a nuestra pródiga tierra quienes nos visitan desde otras latitudes lo corroboran.
Evidentemente la idea de “DESPERTAR AL GIGANTE DORMIDO” aún resuena en los oídos esperanzados y sigue siendo políticamente útil; pero a corto plazo, áreas sustantivas de la actual administración habrán de enmarcarla en acciones tangibles que refrenden su validez. Es aquí donde empieza la segunda parte importante, es decir, la de pasar del discurso a la acción; de la teoría a la práctica.
El diagnóstico es claro; iniciar el despertar del gigante requiere de acciones inmediatas e ineludibles. Sanear la administración mediante el ataque a la corrupción e intentar revertir fenómenos como el sobre endeudamiento y la obesa burocracia entre otros; son cosa obligada.
Por fortuna, creo, el gobernante nayarita seguramente tiene bien dimensionado el colosal tamaño del reto que enfrenta; igual no hay duda, respecto a que sigue firme en su intención de impulsar un verdadero proceso de recuperación para que nuestra entidad, deje atrás la dependencia atávica y la marginalidad en que se ha desenvuelto por décadas. Así pues; pongamos el granito de arena que nos toca, y TODOS MANOS A LA OBRA.
Reciban un saludo cordial.
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