“Resulta difícil decidir qué es más increíble: el que tanta gente aceptara semejantes falsedades, o que aquel charlatán fuera capaz de sacar tanto de la nada”. Gordon Gaskill.
Umberto Eco, cita, en su ensayo “Migraciones de Cagliostro, la obra de Collin de Plancy “El Diccionario Infernal”, para hacer referencia alencuentro que se da entre el Conde de San Germano, un personaje misterioso del que la Francia de Luis XV hablaba muchas cosas inverosímiles; y el Cardenal de Rohan; mismo que según la obra de Plancy se da en los siguientes términos:
Contando un día que había conocido a Pilatos en Jerusalén, describía (el Conde de San Germano) minuciosamente la casa del gobernador, y citaba los platos servidos en la cena.
El Cardenal de Rohan, creyendo escuchar fantasías, se dirigió al camarero de San Germano, un viejo con los cabellos blancos y aspecto honrado: Amigo mío, -le dijo-, me cuesta creer lo que dice vuestro amo. Que sea un ventrílocuo, pasa; que haga oro, de acuerdo; pero que tenga dos mil años y haya visto a Poncio Pilatos, es demasiado. ¿Vos estabais allí? ¡Oh, no monseñor! –contestó el camarero-, llevo al servicio del Conde sólo cuatrocientos años.
Lo sorprendente de esta historia, no son solo las afirmaciones inverosímiles del Conde de San Germano, sino el hecho que el Cardenal de Rohan las haya creído.
Para que haya un Mentiroso exitoso tiene que haber necesariamente un ingenuo que le crea; el mismo Umberto Eco nos señala al respecto: Que un aventurero o aventurera urdan intrigas, y a veces obtengan beneficios, es normal. Pero que una persona presumiblemente de mediana inteligencia, con deberes políticos y religiosos, quede convencido por esas intrigas, fascinado, obnubilado, y consiga consagrarse en la historiacomo monumento de imbecilidad, esto no cesa de preocuparnos.
Los Estados no caen cuando los Cagliostro (o los Motte Valois) traman desde fuera, sino cuando los De Rohan debilitan desde dentro la credibilidad de las clases dirigentes.
Hay que considerar que el Cardenal de Rohan era un personaje muy influyente en la Corte de Luis XVI y María Antonieta.
Fue este Conde de San Germano, quien admite en su círculo de estudios esotéricos y ocultismo a otro personaje que lo superó en el oficio de embaucar ingenuos: Guiseppe Bálsamo, Conde de Cagliostro.
Umberto Eco, citando la fuente de Gérard de Nerval de “Les Ilumines, habla de lo que dijo el Conde de San Germano a Cagliostro el día que loinició en los estudios de ocultismo: Sabed que el gran secreto de nuestro arte es gobernar a los hombres, y que la única manera es no decirles nunca la verdad.
No os comportéis según las reglas del
buen sentido; desafiad a la razón y presentad con valor las absurdidades más increíbles.
Cuando sintáis que estos grandes principios flaquean, retiraos, recogeos en meditación y recorred la tierra; veréis entonces que las extravagancias más absurdas se convierten en objeto de culto.
(...) Recordaos que el primer resorte de la naturaleza, de la política, de la sociedad, es la reproducción.
Que la quimera de los mortales es ser inmortales; conocer el futuro aunque ignoren el presente; ser espirituales, mientras que ellos y todo lo que les rodea son materia.
Umberto Eco afirma de Cagliostro: Cagliostro ha migrado a innumerables narraciones y a esa especie de pseudonovelas que son las reconstrucciones de los mercaderes de lo oculto, donde tanto filocagliostrismo masónico como sanfedista, manifiestan gusto por la imprecisión histórica, credulidad indiscriminada hacia cualquier fuente y tendencia a no usar un testimonio cuando se haya demostrado fidedigno sino a juzgarlo fidedigno porque ha sido usado. Gordon Gaskill, coincidiendo con Umberto Eco respecto de Cagliostro señaló:
¿Quién era este fantástico personaje? Él confesaba sin ambages que Cagliostro no era su verdadero nombre, pero se encogía de hombros y declaraba: "He tenido muchos nombres. ¿Qué es un nombre?"
A veces afirmaba haber nacido antes del diluvio universal, haber conocido bien a Moisés y a Salomón, haber sido discípulo de Sócrates y haber charlado con varios emperadores romanos. Recordaba el excelente vino que paladeó en unas bodas celebradas en cierto pueblo de Galilea llamado Caná. Cuando todo el mundo fechaba sus cartas en el año 1785, él escribía en las suyas el de 5555. Resulta difícil decidir qué es más increíble: el que tanta gente aceptara semejantes falsedades, o que aquel charlatán fuera capaz de sacar tanto de la nada.
No había nada que Cagliostro no pudiera hacer: convertir el plomo en oro, duplicar el tamaño de un diamante, curar milagrosamente a enfermosdesahuciados, conocer el pasado y predecir el futuro.
Sobre estas creencias se edificó el mito de Cagliostro. El que algunos lo hayan calificado de santo o demonio, no frenó en nada, en opinión de Umberto Eco el mito del personaje.
La tesis interesante que sobre este personaje plantea Umberto Eco, es que el Mito de Cagliostro puede migrar hacia otros personajes. Al ver la situación actual del país, vuelvo a pensar en esta tesis de la migración del mito de Cagliostro; y en lo planteado por Gordon Gaskill la que cito de nuevo: Resulta difícil decidir qué es más increíble: el que tanta gente aceptara semejantes falsedades, o que aquel charlatán fuera capaz de sacar tanto de la nada.
¡Un saludo para Todos!
EFRAIN MORENO ARCINIEGA
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